Día #57 – La Casita de Hello Kitty

Sentados alrededor de la fogata, esperando el arribo de la Soledad se nos informo que la Habitación de mi Mente había sido nombrada la casa de la gatita Hello Kitty, uno de los cuantos patrimonios culturales y honores que se le ha otorgado a dicho animal en los últimos meses. Estupefactos nos miramos unos a otros no por el honor otorgado sino por la ridiculez del hecho. Los mensajeros nos otorgaron un trofeo, una simple lamparita de la gatita Hello Kitty que cambia de color cada tres segundos, nos dijeron algo en japonés que no entendimos, y por último nos otorgaron registros como testimonio a la mención honorifica con foto y todo. Se fueron como llegaron.

Yo no sé realmente a que se deba el honor o la broma –si es una de las patrañas de mis enemigos. Lo único que pude hacer es invitar a la lamparita de Hello Kitty a sentarse junto a nosotros a esperar a la Soledad, invitación que resistió pues como tiene sus propios resplandores prefirió quedarse enchufada y poder cambiar de colores. ¡Imagínense qué chula salió la Hello Kitty!

Mi Yo-el-enamorado quedo tan maravillado con la lamparita que se tiro a llorar de emoción, y a decir una serie de incoherencias relacionadas al amor. Entre estas dijo que una mujer yaponesa podría visitar la habitación de mi mente. Decidí no especular, total mi atención y devoción están depositadas en la espera de la Soledad, si viene una mujer yaponesa bien sino también.

Meditando el asunto sobre el nombramiento de mis espacios personales como la Casita de Hello Kitty, he llegado a la conclusión que quizá se deba al hecho de que las llaves de mi corazón, como todos ustedes saben, son sujetadas por el llavero de la gatita Kitty. No lo se y no me importa en estos momentos saber porque la lamparita está entre nosotros. Lo que importa en estos instantes es saber cómo mediar la Soledad para continuar con el proyecto de la esquizofrenia.