Friday, March 21, 2008

Día #36 – Reflexiones fuera de la introspección

A mi única lectora

Soy lo mejor pudo pasarme. No se como ocurrió, pero aquí estoy sin sueño escribiendo. Hoy he comprendido que soy hijo puro de Dionisio, único dios que hasta ahora reconozco y cuyo culto pertenecería si todavía existiese. Pero como no existe ya, yo lo celebro cada vez que tomo vino y beso unos nuevos labios. El culto de Apolo (con sus tendencias pre-cristianas de prohibición y de sosiego) termino con la marcada libertad de los seguidores de Dionisio. Me falla el dato arqueológico e histórico para aludir lo de aquel entonces, pero el hecho es que habemos muy pocos seres de condiciones dionisianas en este mundo. Es un hecho que como humanos nos gusta que nos esclavicen y que nos obliguen a creer algo de lo que ya nadie cuestiona salvo en la época de juventud. Me inspira pensar que soy uno de los sobrevivientes del culto de Dionisio, pero aun mas me llena de orgullo ser un producto de la metafísica alemana y existencialismo francés. Ahora que me he declarado artista, poeta para ser preciso y maldito para solo algunos, atiendo a la memoria de Cortazar y miro la profanidad de la mesa de donde escribo y donde muy pronto habrá una bombilla para cebar mate. Me pregunto si la mujer chinche será la Maga dado su insipidez y su interés por saber mas, pues de tremendo intelectual se ha enamorado. Digo que se ha enamorado porque apenas me lo dijo hoy. No le creo. Tanto así que me compre un boleto de avión para esperar el día de mi viaje y no esperar el día de su llegada. Soy cabron, pero así la esquizofrenia que queres. Además son los requisitos que necesito para poder ser parte del circo.

El hombre esquizofrénico es un ser introspectivo que busca con el limitado lenguaje escrito crearse un vinculo con la desgracia. Es maldito y soberbio pero generoso. El hombre en su esquizofrenia seguirá salvaguardando a todos los seres por habidos y por haber que lleva por dentro. No hay freno, el freno mano se ha roto, no anda mas che… jodete… solo la muerte (en este caso el infarto) podrá pararte en seco… Anda saber lo que iré hacer allá a la ultratumba, seguro ni me quieren ahí tampoco, seguro sentirán lastima que se yo... Quizá el diablo me quiera, le hincharé las pelotas para que también me desprecie. Pero seguro hay alguien que me querrá para siempre, digo si me quiere la mujer chinche quizá me quiere hasta el diablo. ¿Y la puta que me parió qué?

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